El día que la «mano de Dios» tocó De La Garma

El día que la «mano de Dios» tocó De La Garma

En el verano de 1992 un ya consagrado Diego Armando Maradona jugó un partido en la pequeña localidad bonaerense.

A 486 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, se encuentra la localidad De La Garma, ubicada a 33 km al Noroeste de Adolfo Gonzales Chaves y se accede por la RP 75 y RN 3. 

Las bondades del paisaje, entremezcladas con las de sus habitantes, hacen de la localidad un lugar apacible para visitar, encontrando un remanso de paz para la agitada vida de las grandes urbes.

Pero, por esas casualidades que tiene la vida, un día del verano de 1992, esa tranquilidad se vio agitada: la «mano de Dios» hizo que Diego Armando Maradona jugara un partido de fútbol en esa localidad. Por aquel entonces, el ya consagrado campeón mundial de México ´86 cumplía una suspensión por doping y buscando tranquilidad, eligió pasar junto a su familia unos días en las playas de Marisol, alejado de los flashes y la prensa.

La zona se revolucionó con su arribo, y muchos buscaron tener contacto con él. Entre ellos un grupo de dirigentes del club Agrario de De la Garma, que recorrieron 139 kilómetros para intentar tener contacto con el “10” e invitarlo a jugar al fútbol.

Se subieron a un auto, fueron al balneario con el temor que no los atienda y Maradona los sorprendió con su amabilidad. Así fue que lo invitaron a ponerse los cortos y jugar un partido, cosa que aceptó y propuso armar su equipo, Los Amigos de Marisol. La fecha pactada fue el 25 de febrero.

El estadio rebalsaba de gente.  Maravillados por lo que estaba ocurriendo, vitoreaban el nombre del ídolo popular en los cuatro costados del estadio. Parados. Sentados. En el alambrado. Sobre las chatas. Todos saltaban con la misa algarabía.

Uno de los protagonistas de aquella velada, José Víctor Aguilar, relata: «Realmente la memoria colectiva garmense jamás olvidará aquella noche. Uno se pregunta por qué extraños designios de la vida tuvimos el privilegio de contar con semejante astro entre nosotros. Aún hoy nos conocen como el pueblo que visitó Maradona. Por último, destacar que esa noche en un pueblo de 1.800 habitantes, fueron más de 3.000 los que disfrutaron ese momento irrepetible».

El partido fue sólo una anécdota que enfrentó al plantel superior de Agrario y los Amigos de Marisol, que terminó 1 a 1 coronado con un gol del “10”. 

La fiesta fue total y Maradona acompañó los festejos con su carisma, abrazándose al cariño que le brindaban los presentes. Finalizado el encuentro, los dirigentes que lo habían ido a buscar lo consultaron si podían bautizar el estadio con su nombre y cuenta la historia que un emocionado Maradona les respondió que sí, que iba a ser el primer estadio que él iba a dar el consentimiento para que se llame Diego Armando Maradona.

Diego ya no está, pero en De la Garma perdura su espíritu en el campo de deportes donde quedará el recuerdo eterno de su presencia y su nombre inmortalizado en una placa amurada a la pared.

Por Sergio Romano

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