Resultado de más de una década de trabajo articulado entre productores, instituciones locales y el INTA, la cereza del valle de Los Antiguos –Santa Cruz– obtuvo la denominación de origen. Se trata de un reconocimiento a un alimento que posee una calidad única, fruto de un entorno natural excepcional y del saber local.Hay un rincón austral de la Argentina donde el tiempo parece madurar los frutos con especial esmero. En el valle de Los Antiguos, Santa Cruz, se producen cerezas que no son solo deliciosas: son únicas. De hecho, así lo reconoce la reciente denominación de origen para la cereza del valle de Los Antiguos, Patagonia, que confirma lo que productores, técnicos e investigadores saben desde hace años: estas cerezas son distintas y merecen ser reconocidas por ello. “Haber logrado la denominación de origen es importante porque, si bien esta cereza es reconocida a nivel mundial, se refuerza su valor y protege al producto al tener su sello, la posiciona en los mercados y los productores pueden percibir un reintegro a las exportaciones una vez que se implemente esta denominación”, señaló Liliana San Martino —investigadora del INTA Los Antiguos—. El sello es el resultado de más de una década de trabajo mancomunado entre productores, empresas, el INTA, instituciones provinciales y nacionales. La historia empieza cuando un equipo técnico del INTA comenzó a acompañar a los primeros grupos de productores que intentaban hacer florecer un cultivo desafiante en una región extrema. “Nuestro equipo acompañó desde el comienzo, con asesoría técnica y luego con puntos como las técnicas de campo, empaque, postcosecha, elaboración de productos alternativos con cerezas y riego”, recordó San Martino, y agregó: “Así determinamos las características que diferencian estas cerezas de otras en otros lugares: el dulzor, la firmeza, el color y la acidez percibida. Para lograr una denominación de origen se toma en cuenta, además de la zona productiva, la forma de hacerlo”.
