En la estepa neuquina avanza un proyecto pionero que promete cambiar el paisaje y la forma de pensar los recursos hídricos en la Patagonia.Bajo un cielo que rara vez promete lluvia, donde el viento dibuja remolinos sobre la tierra y la vegetación se abraza al suelo en forma de arbustos duros y espinosos, un proyecto pionero busca cambiar el paisaje. Allí, en uno de los sectores más áridos del país, el INTA lleva adelante un trabajo técnico y ambiental que conjuga ciencia, innovación y naturaleza. Desde hace tres años, mediante un Convenio de Asistencia Técnica con la refinería de YPF ubicada en Plaza Huincul (CIPH), especialistas de la Agencia de Extensión Rural Centenario del INTA Patagonia Norte desarrollan un ambicioso proyecto: reutilizar el agua industrial tratada, para convertir los terrenos desérticos en espacios verdes. Gustavo Nordenstrom —técnico del INTA Centenario, Neuquén— explicó que “este proyecto busca aprovechar el agua de descarte que implica el proceso industrial de refinado del crudo, en agua de riego. Esto significa convertir el agua en un recurso esencial para el mantenimiento de los parques y jardines que posee la planta industrial”. Y agregó: “La propuesta es la reutilización de esa agua industrial ya tratada por la empresa”. La planta de YPF en Plaza Huincul —una de las tres que la empresa opera en el país— procesa diariamente más de 500.000 litros cúbicos de agua como resultado de su actividad industrial. “Este proyecto se realiza en una de las refinerías de metanol más grandes del país”, aseguró Nordenstrom. En este sentido, Luis Saavedra —director del Complejo Industrial de YPF en Plaza Huincul— reconoció que “el conocimiento que aporta el INTA es un valor agregado fundamental. El proyecto busca mantener distintos sectores del complejo para transformarlos en parques y jardines que sean vistosos, e incluso potenciar las capacidades del invernadero en la propia refinería”. El lugar se caracteriza por tener un clima desértico. Las temperaturas varían a lo largo del año, con una media de 13,1 grados; registra escasas precipitaciones, unos 220 mililitros al año, cuya época de lluvia es el otoño-inverno. Las especies implantadas deben resistir condiciones extremas. Por eso, el proyecto no solo busca embellecer, sino también adaptar y fortalecer el ambiente local. “Este proyecto se desarrolla en etapas abordadas por año calendario, sobre una superficie de 82 hectáreas con un perímetro de 5,45 kilómetros”, indicó Nordenstrom, quien añadió que “esas aguas se reutilizan no solo para dotar de espacios verdes al predio, sino también favorecer el vínculo con la comunidad, ya que el descarte de efluentes propiciaba anegaciones en los predios contiguos”.

