Lo que pasa en el campo

18/04

Innovación. Argentina es pionera mundial en cabezales maiceros

Con los diseños innovadores generados en nuestro país, se incrementó la capacidad de trabajo de las cosechadoras a nivel global. 

Junto con Estados Unidos, Argentina es uno de los primeros países que mecanizaron la cosecha de maíz. El primer cabezal maicero data de 1949, y ya en el año 1952, la industria nacional inició la fabricación a nivel comercial.  

La reducción en el consumo de potencia de los maiceros, con el objeto de acompañar la evolución de las cosechadoras y lograr el equilibrio entre ancho de trabajo y peso, es un hito de la industria nacional. El menor peso del cabezal resulta un beneficio evidente, y otro detalle en el que pocos ponen atención es el consumo de potencia, siendo este, el factor limitante para aumentar la cantidad de surcos que puede llevar una cosechadora”, explicó el Ing. Zootecnista Marcos Formica, responsable de I+ D en Mainero. 

El mismo Formica señaló que “la demanda de potencia de un antiguo maicero era de 10 CV por hilera, lo cual impedía hacer cabezales con la cantidad de surcos que alcanzan las modernas unidades. Y con sus desarrollos, la industria nacional ha logrado cabezales que demandan la mitad de la potencia que los cabezales estadounidenses”.

Fundamentando los hechos, el especialista señaló: “En aquel país no se precisan los grandes anchos de labor, lo cual sumado al crecimiento en potencia de las máquinas, ha quitado importancia al consumo de potencia los maiceros que ronda los 6 CV por surco”. 

En Argentina, en cambio, se precisan cabezales de mayor ancho -debido a que se busca que cada cosechadora trabaje grandes superficies por campaña para lograr su rentabilidad-. Se buscó una reducción en el consumo de potencia que hoy ronda los 3 CV por hilera, y ello es un logro importantísimo del desarrollo de la industria nacional. 

Esto permite cosechar cultivos de grandes rendimientos con buena velocidad sin incrementar el consumo de potencia. Tal vez ese logro sea más difícil que el de bajarle el peso al cabezal. El desarrollo de los rolos con aletas profundas y un corazón pequeño (de poco diámetro) son recursos aplicados para reducir el consumo de potencia. 

“Tal descenso en el consumo de potencia también se fundamenta en otro desarrollo que son los rolos espigadores con apoyo delantero provisto de un rodamiento libre de mantenimiento, en tanto el mundo aplicaba el rolo en voladizo sin apoyo delantero, precisamente para evitar el mantenimiento,” detalló. 

Luego agregó “otro logro importante ha sido el desarrollo de cabezales aptos para el levante de maíz caído, situación que se presenta mucho más frecuente de lo que la gente piensa, no solo en nuestro país, sino también en el resto del mundo. Sobre todo, en los países con vientos importantes como Argentina y Estados Unidos”. 

Otro hito logrado desde la industria nacional fue el primer cabezal maicero exitoso en el mundo para cosechar en múltiples distancias entre hileras y direcciones. Todas las cosechas de grano grueso en el mundo comenzaron dependiendo de la distancia entre líneas de siembra y casi todas se fueron independizando, pero en el maíz, por lo específico de la cosecha, era muy difícil pensar en un cabezal que pudiera cosechar en esas múltiples distancias y en toda dirección.

Fábricas de maiceros de Alemania, Italia y Brasil copiaron el desarrollo de la industria argentina en materia de cabezales maiceros para cosechar en distintas distancias entre hileras y en todas direcciones y sentidos” señaló Marcos Formica.

Por Juan Raggio

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