Ganadería de precisión, un conjunto de tecnologías para empezar a pensar el negocio a nivel individuo

El INTA viene desarrollando una serie de herramientas destinadas a garantizar mayor eficiencia y sustentabilidad en la producción ganadera. Comederos inteligentes, collares de trazabilidad y balanzas de peso al paso, son algunas de las tecnologías que prometen revolución al sector.
Aunque desde hacía varios años se venía trabajando, recién en 2019 el INTA inició formalmente su programa de ganadería de precisión, con presupuesto asignado y un equipo de investigadores.
El proyecto incluyó varias líneas de trabajo, entre ellas una de las principales fue la de los comederos inteligentes para la medición del consumo individual de cada animal.
“Este proyecto nació antes que el programa de ganadería de precisión y culminó hace un par de años con la transferencia de esta tecnología al sector privado. Cada animal tiene una caravana electrónica y al entrar a los comederos es identificado por una antena, y sabiendo cuánta comida había antes y cuánta queda al salir el animal, podemos definir cuánto consumió”, informó el ingeniero Ricardo Garro, coordinador del proyecto de Ganadería de Precisión del INTA Anguil.
vo ese animal y los consumos, con lo cual se puede definir cuáles son los ejemplares más eficientes para generar más kilos de carne con menos alimento.
“Este fue un desarrollo 100% del INTA, donde elaboramos el prototipo y luego se hizo la transferencia tecnológica a la empresa Balanzas Hook, que hizo la escalada comercial y la comercialización en toda la Argentina, y ahora también están exportando al Uruguay y está en negociaciones con Paraguay”, describió Garro.
Esta tecnología tuvo una rápida y masiva repercusión en el país, con varios emprendimientos ganaderos que cuentan con pistas de evaluación para analizar a sus propios reproductores: “Esta tecnología generalmente se usa para evaluar toros porque esa condición genética del animal de ser más eficiente en el consumo es medianamente heredable en su descendencia, por eso es importante detectar esa expresión genética”, razonó el investigador.
Ración controlada
En la misma línea de trabajo, el INTA en un convenio de colaboración con la empresa Farmerin, diseñó un sistema de suplementación inteligente para eficientizar la asignación diferenciada de alimento a cada vaca, teniendo en cuenta sus variables productivas y de manejo.
“Lo que diseñamos es un dispositivo para, en el momento del ordeñe, hacer una descarga controlada de alimento a cada una de las vacas, para suplementar la dieta. Antes, se les daba a todas, por igual, una ración controlada, ahora cada vaca tiene su propia asignación de alimento dependiendo de lo que el nutricionista recomiende según el estado del animal. Esto genera mayor eficiencia de consumo, y eso tiene un impacto directo en la cantidad de litros de leche que produce la vaca”, valoró el técnico.
Ahijador automático
Entre las tecnologías incluidas en esta revolución conocida como ganadería de precisión está el “ahijador automático”, herramienta que consiste en “un dispositivo con una antena frente a la cual pasan los animales, y en algunos casos hasta se los pesa, y lo que se va detectando a través de las caravanas electrónicas son las madres y sus crías, a través de un cálculo estadístico por la cantidad de veces que pasan juntos. Esto es muy importante por cuestiones de genética”.
Cabe destacar que esta tecnología está más desarrollada en el caso de la producción ovina, donde el control de madres y crías es más complicado que en el caso de las vacas que cuentan con un seguimiento más estricto desde la parición.
Por su parte, el INTA Catamarca está aplicando la ganadería de precisión al desarrollo de unos collares de trazabilidad: “Estos collares tienen un GPS y una conexión LoRa, que permite transmitir información a larga distancia, con muy poco consumo de energía. Estos collares los llevan las vacas, y con un sistema georreferenciado se puede saber dónde está para realizar estudios de comportamiento”, apuntó Garro.
Balanzas de peso al paso
Otro importante desarrollo del INTA son las balanzas de peso al paso, proyecto que se inició en conjunto con la Universidad de Australia, que ya tenía un desarrollo y se lo adaptó para las condiciones al sistema productivo de Argentina.
“La balanza de pesado al paso se coloca cerca de un bebedero o una aguada y se hace una especie de corral para que el animal esté obligado a pasar por el lugar donde se instala la balanza. A través de una antena que detecta la caravana del animal se va registrando la información, y se elaboran curvas de ganancia de peso. También se puede determinar la caída de peso de una vaca después de una parición, permite detectar animales que por algún problema estén perdiendo peso, e incluso si hay animales que durante dos o tres días no entraron a tomar agua se genera una alerta informando que ese ejemplar está con algún inconveniente”, graficó el técnico.
Al mismo tiempo, en etapa de prototipo está la tecnología de “apartadores”, desarrollo que también se está trabajando con la Universidad de Australia, que consiste en “una especie de pasarela que tiene una puerta neumática o eléctrica, que se mueve de acuerdo a la caravana electrónica que llevan los animales y los va separando en diferentes corrales según las necesidades. Esta tecnología es interesante para combinarla con el pesado al paso, porque nos permitiría separar del resto a un determinado animal que necesite algún tipo de suplementación”, apuntó Garro.
El coordinador del proyecto de Ganadería de Precisión del INTA Anguil puso en valor que “el objetivo fundamental de este proyecto es comenzar a cambiar el concepto de trabajo, para dejar de trabajar sólo con grandes números, como hablar de promedios de peso de todo un rodeo, y empezar a explicar esos promedios en las individualidades”.
En este punto, Garro afirmó que “es muy importante poder empezar a trabajar a nivel individuo, y eso lo posibilita la caravana electrónica. Todas estas tecnologías tienen su soporte en la identificación individual, que nos permite tener una trazabilidad de cada animal desde el nacimiento hasta la llegada al frigorífico. El objetivo final es poder llegar a tener la cadena completa, desde la genética de inseminación de la vaca hasta el trozo de carne en el plato del consumidor”.
Por Pablo Salinas
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