Lo que pasa en el campo

22/08/25

Revolución hídrica en la estepa: reutilizan agua industrial para espacios nativos

En la estepa neuquina avanza un proyecto pionero que promete cambiar el paisaje y la forma de pensar los recursos hídricos en la Patagonia.

Bajo un cielo que rara vez promete lluvia, donde el viento dibuja remolinos sobre la tierra y la vegetación se abraza al suelo en forma de arbustos duros y espinosos, un proyecto pionero busca cambiar el paisaje. Allí, en uno de los sectores más áridos del país, el INTA lleva adelante un trabajo técnico y ambiental que conjuga ciencia, innovación y naturaleza. Desde hace tres años, mediante un Convenio de Asistencia Técnica con la refinería de YPF ubicada en Plaza Huincul (CIPH), especialistas de la Agencia de Extensión Rural Centenario del INTA Patagonia Norte desarrollan un ambicioso proyecto: reutilizar el agua industrial tratada, para convertir los terrenos desérticos en espacios verdes.

Gustavo Nordenstrom —técnico del INTA Centenario, Neuquén— explicó que “este proyecto busca aprovechar el agua de descarte que implica el proceso industrial de refinado del crudo, en agua de riego. Esto significa convertir el agua en un recurso esencial para el mantenimiento de los parques y jardines que posee la planta industrial”. Y agregó: “La propuesta es la reutilización de esa agua industrial ya tratada por la empresa”.

La planta de YPF en Plaza Huincul —una de las tres que la empresa opera en el país— procesa diariamente más de 500.000 litros cúbicos de agua como resultado de su actividad industrial. “Este proyecto se realiza en una de las refinerías de metanol más grandes del país”, aseguró Nordenstrom.

En este sentido, Luis Saavedra —director del Complejo Industrial de YPF en Plaza Huincul— reconoció que “el conocimiento que aporta el INTA es un valor agregado fundamental. El proyecto busca mantener distintos sectores del complejo para transformarlos en parques y jardines que sean vistosos, e incluso potenciar las capacidades del invernadero en la propia refinería”.

El lugar se caracteriza por tener un clima desértico. Las temperaturas varían a lo largo del año, con una media de 13,1 grados; registra escasas precipitaciones, unos 220 mililitros al año, cuya época de lluvia es el otoño-inverno. Las especies implantadas deben resistir condiciones extremas. Por eso, el proyecto no solo busca embellecer, sino también adaptar y fortalecer el ambiente local.

“Este proyecto se desarrolla en etapas abordadas por año calendario, sobre una superficie de 82 hectáreas con un perímetro de 5,45 kilómetros”, indicó Nordenstrom, quien añadió que “esas aguas se reutilizan no solo para dotar de espacios verdes al predio, sino también favorecer el vínculo con la comunidad, ya que el descarte de efluentes propiciaba anegaciones en los predios contiguos”.

Paisaje y biodiversidad

En la localidad de Plaza Huincul predominan fuertes vientos provenientes de la cordillera, pero hay una escasa presencia de espacios verdes con árboles que sirvan de protección y sombra. La poca precipitación determina la presencia de vegetación xerófila y arbustiva, que se caracteriza por estar adaptada al clima, con presencia de espinas (hojas modificadas), que disminuyen la perdida de agua.

Jorge Sánchez —técnico del INTA Centenario, Neuquén— indicó que “el equipo resolvió la distribución del agua y se implantaron más de 200 árboles de aguaribay y eucaliptus. Asimismo, se colocaron más de 1.000 plantines florales, aromáticas, medicinales, suculentas y nativas como así también estacas de álamo blanco. Y se confeccionó un microtúnel para ampliar la superficie del invernadero”.

“Cuando comenzamos a trabajar dentro del complejo industrial, también observamos zonas inundadas y amplios piletones que debían ser erradicados, ya que los permanentes desbordes provocaban escorrentías superficiales (erosión). Para evitar el impacto generado por el proceso de erosión se decidió diseñar un macizo forestal compuesto por árboles que se adaptaran a las condiciones que imperan en la comarca petrolera, las especies elegidas fueron aguaribay y eucaliptus”, indicó Sánchez.

Esta propuesta técnica generó un impacto positivo en la biodiversidad del paisaje dada la cantidad de especies vegetales que se han implantado: árboles forestales (eucaliptus, aguaribay), plantas aromáticas (romero, salvia, curry, lavanda, entre otras), medicinales (cedrón, Buscapina, burrito), ornamentales (Erica, agapanto), florales (verbenas, zinnia, conejito, cosmos, entre otras), bulbosas (tulipán, Narciso, marimonia), autóctonas (zampa, algarrobo).

Por otro lado, Patricia Sepúlveda —jefa a cargo de la Agencia del INTA Centenario, en la provincia de Neuquén— destacó: “Nos propusimos rescatar especies nativas como zampas o alpatacos que fortalezcan el ambiente e implantar variedades tradicionales como eucaliptus y aguaribay. Además de las florales y ornamentales”.

El plan es hacer esta propuesta extensiva hacia otras áreas circundantes que puedan ser nuevos espacios verdes a través de la automatización del riego en el predio y en el invernadero.

En este sentido, Mariana Amorosi —directora del Centro Regional Patagonia Norte— destacó que “el trabajo es grande y podemos verlo por el área que ocupan los espacios verdes que han desarrollado. Es grato poder estar aquí, porque además de ver en terreno lo que hacen, refuerza lo que implica el INTA en la región. Y acá lo estamos viendo y disfrutando, en medio del desierto”.

Fuente INTA

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