El sur santafesino hace agua y permanecerá en alerta naranja toda la primavera

La cuenca de “Las Encadenadas” reúne a alrededor de 30 lagunas que en períodos húmedos se unen y derivan aguas en la cuenca del río Salado. Durante septiembre la región estuvo en alerta roja por el nivel de las lagunas, y se mantendría en alerta naranja lo que resta de la primavera.
El extremo sur de la bota santafesina atraviesa una situación crítica por el crecimiento de sus cuencas hídricas, cuyos desbordes están afectando a una importante red de caminos rurales.
Las intensas precipitaciones de fines de agosto, septiembre y las primeras semanas de octubre generaron serios inconvenientes en centros poblados como las localidades de María Teresa, La Chispa, Christophersen y varios sectores de la Ruta nacional Nº 8 en cercanías de Venado Tuerto.
Todas estas poblaciones están alcanzadas por la cuenca de Las Encadenadas, que forman parte de la cuenca superior del río Salado, con epicentro en la provincia de Buenos Aires.
“En el mioceno tardío hubo un ciclo seco muy grande, acompañado de fuertes vientos del oeste, principalmente, y del sur, y se tapó toda la estructura fluvial que había. Haciendo excavaciones se encontró arena de las sierras pampeanas a 10 o 15 metros de profundidad en la línea de Las Encadenadas”, describió Gabriel Lanzone, presidente del Comité de Cuenca de Las Encadenadas.
A partir de esta información sobre el origen de la cuenca, Lanzone agregó que “esas formaciones crearon una estructura muy suave, como de médanos, y así se formaron los distintos espejos de agua que se llaman Las Encadenadas, porque cuando tienen mucha agua se van juntando y va corriendo el agua. Esta sería la naciente norte del río Salado de Buenos Aires”.
En la misma línea explicativa, el dirigente detalló que la cuenca tiene “un doble régimen hidrológico: tenemos una diferencia muy marcada entre períodos secos y húmedos, porque cuando hay sequía el sistema tiende a ser endorreico o cerrado, y cuando hay mucha lluvia pasa a ser exorreico. Tenemos diferencias muy importantes entre estos dos períodos que se han marcado mucho más en los últimos tiempos”.
En lo que se refiere al presente de la región, Lanzone describió que “estamos saliendo de un período seco que duró aproximadamente cinco años”, y puntualizó que “veníamos manejando valores de lluvia de entre 800 y 850mm anuales, y este año, en varios lugares, ya llegamos a 1000 y falta la primavera, así que llegaremos a un régimen de 1100 o hasta 1200mm”.
El especialista recordó que el último período húmedo se produjo entre 2014 y 2017, cuando se registraron promedios anuales de 1200 a 1300mm, y si se repitiera el esquema “entraríamos en un período húmedo bien marcado hacia fines de esta década”.
Otra característica que cada vez se acentúa más es la ocurrencia de lluvias de gran intensidad, con eventos de 150 a 200mm que 50 años atrás “eran casi imposibles de ver”, acotó.
Como ejemplo citó el temporal del 30 de agosto pasado, cuando en la parte superior de la cuenca de Las Encadenadas los registros más bajos rondaron los 190mm y llegaron hasta los 280mm en algunos puntos específicos de la zona.
En la parte alta de la cuenca (desde Chapuy hacia el norte) “productores que conozco me informaron de lluvias de entre 230 y 240 mm”, precisó Lanzone, cifras que generaron un fuerte impacto en los sistemas de drenaje y en la infraestructura rural.
En total la cuenca reúne a cerca de 30 espejos de agua de distintas dimensiones, con punto final en la parte baja en la laguna El Chañar en Teodelina que se une con otras tres lagunas de Villa Cañás. Además, se extiende por el límite de María Teresa, Santa Isabel, Runciman y Venado Tuerto, y llega hasta Murphy y Maggiolo.
Aguas subterráneas
Uno de los temas a tener en cuenta es la cantidad que agua existente debajo de la superficie. Según explicó Lanzone “podemos tener datos del agua en superficie, de la que puede llegar a llover dadas las características del tiempo, pero lo que no vemos es el agua que tenemos abajo. Nosotros tuvimos un otoño lluvioso, de 800 a 900mm, y eso levantó el nivel de las napas. Muchas lagunas estaban con cotas normales, y las intensas lluvias y en tan corto tiempo hicieron que el agua escurriera y generara graves problemas”.
En este marco, consideró que a la fórmula también habría que sumarle la posibilidad de errores en el manejo agronómico: “Al venir de un período seco tan largo, uno se acostumbra a esa condición y tiende a seguir actuando de acuerdo a esa situación. Entonces hay lugares en los que se ha sembrado en lagunas, pero al mismo tiempo en los campos donde hubo más cultivos el agua escurrió más rápido”.
Para graficar la situación señaló que en los terrenos con lomas o media lomas, donde se sembró trigo, el agua se redujo en una semana, mientras que otros campos que no habían sido trabajados a un mes del temporal de fines de agosto todavía tenían agua en superficie.
A pesar de la existencia de una gran cantidad de canales irregulares, el presidente del Comité de Cuenca rescató que se viene haciendo un trabajo permanente de limpieza y mantenimiento de los desagües autorizados, tanto a través de la entidad, como con los gobiernos locales y el área de hidráulica de la provincia de Santa Fe.
En este punto, reconoció que el problema de la cuenca hay que analizarlo de forma integral, y “el productor va a su problema puntual. Hay que tener la visión de que es una cuenca, y si haces un trabajo en Maggiolo después repercute en Teodelina, entonces hay que trabajar dentro de ciertos parámetros y buscando un equilibrio, porque si queremos sacar toda el agua se genera un perjuicio muy grande”.
A modo de resumen el dirigente brindó algunos datos específicos sobre cómo se fue transformando la cuenca: “Tenemos un régimen cambiado, pasamos de estar en un clima cercano al semiárido a uno casi subtropical. Un régimen que estaba en 900mm, hoy está en 1100 a 1200mm. Esto se definió desde la década del 50’ hasta fines del siglo pasado y este siglo”.
A esto se suma la diferencia muy marcada entre años secos y húmedos, “estamos hablando de pasar de un año de 800mm a uno de 1400, y la ocurrencia de fenómenos de mucha intensidad”.
Caminos rurales
Uno de los ejes de trabajo el Comité de Cuenca es el control y mantenimiento de los caminos rurales. “Venimos con problemas históricos, no es algo nuevo. Muchos caminos tienen más de un siglo de existencia y fueron construidos con calzada natural”, explicó Lanzone.
El temporal de fines de agosto, más otras lluvias que se fueron sucediendo en septiembre y lo que va de octubre, generaron importantes cortes en distintos caminos, entre otros, el que conecta Sancti Spíritu con San Eduardo, y el tramo entre San Eduardo y María Teresa.
Otro factor que agrava la situación es el nivel de las lagunas de la región, que ya venían con importantes recargas desde el otoño e incluso el invierno. En el caso de San Eduardo, por ejemplo, la laguna conocida como “Laguna de las Lágrimas” presenta un nivel máximo de agua.
Según precisó Lanzone, en septiembre la región estuvo en alerta roja, y pronosticó que se mantendrá la alerta naranja durante toda la primavera. “Con los promedios actuales y la posibilidad de lluvias de entre 250 y 300 mm en esta estación, vamos a estar por encima de la media histórica. Cualquier evento climático significativo puede generar nuevos problemas”, concluyó.
Por Pablo Salinas
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