General San Martín le pone condimento a La Pampa y le hace la fiesta a la sal

General San Martín le pone condimento a La Pampa y le hace la fiesta a la sal

En la pequeña localidad todos los años le rinden homenaje al fruto de su tierra y al sacrificado trabajo de sus habitantes.

La sal no sólo es la única piedra que se come. También es el único mineral que se «cosecha». Generalmente a partir de diciembre, cuando las salinas se secan y comienzan a formarse los cristales de sal, es cuando pueden ingresar al lugar los equipos para llevar adelante los trabajos.

En ese contexto, en General San Martín, una ciudad de 3.000 habitantes de la provincia de La Pampa, se realiza en el mes de febrero la Fiesta Nacional de la Sal, en homenaje a las personas dedicadas a la dura tarea de extracción, que se realiza en la laguna La Colorada Grande, uno de los principales yacimientos del país, se encuentra a 38 km de General San Martín (30 de asfalto y 8 por camino de tierra). 

La localidad se encuentra al sureste de la provincia de La Pampa y a 787 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires y se accede por la Ruta Nacional 35. El año de su fundación es 1901. Entre sus principales atractivos está el Museo Villa Alba (primer nombre de la localidad), que reúne una variada colección de maquinarias agrícolas, objetos institucionales y de la vida cotidiana. 

Cuenta también con el Circuito de la Sal, en la salina La Colorada Grande. La iniciativa busca dar una nueva mirada a la producción de la sal, convirtiéndola en un atractivo turístico único que nace de la sinergia del trabajo interdisciplinario, y valora un recurso plenamente local.

Recorriendo el acogedor paisaje, el secretario de cultura de la localidad, Ariel  Rodriguez, brinda detalles sobre el evento: «La Fiesta se realiza a partir de noviembre de 1996 y se declara de Interés Municipal por el Honorable Concejo Deliberante mediante Ordenanza N°10/97, donde se delega la concreción del evento en la Municipalidad de General San Martín y la Comisión Municipal de Cultura. Esta fiesta permite homenajear a todas aquellas personas que de una u otra manera trabajaron en la sal, sufriendo adversidades, pero que nunca bajaron los brazos y buscaron hacer de su pequeño mundo un lugar digno de ser vivido».

Y agrega: «Este año tuvo una gran convocatoria al igual que años anteriores, y fue la segunda de carácter nacional».

El evento es realizado en el polideportivo municipal y cuenta con Paseo de Artesanos y Revendedores, entretenimiento para niños, patio de comidas y cervecero y la presentación de reconocidos artistas. Es una festividad muy familiar que tiene un significado especial para los habitantes de la localidad.

En otras épocas, la sal fue un símbolo de hospitalidad y, por eso, negar el pan y la sal a un peregrino significaba despreciarlo, mientras que compartirlos era sinónimo de fraternidad. La misma que se practica todos los años en General San Martín que abre los brazos para recibir a todos aquellos que se acerquen para participar y disfrutar de este festejo local.

Por Sergio Romano

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