Llegamos a la época de balances del año ¿cómo logramos una visión integradora?

Llegamos a la época de balances del año ¿cómo logramos una visión integradora?

Rosario Lyford-Pike es mentora de desarrollo profesional y personal, e integrante de la consultora especializada en el sector agroindustrial, Capital Humano Agro. Aquí nos cuenta -en primera persona- cómo integrar lo que no salió como esperábamos en nuestro trabajo, cómo logramos reconocer lo que sí funcionó.

Estoy en Piamonte, provincia de Santa Fe, en la unidad productiva «La Palmera», pensando en lo vivido a lo largo de este 2023. Esta es una época para hacer en nuestros equipos -y también, hacernos- la evaluación de desempeño que habitualmente la medimos por el tan ansiado “alcanzar los objetivos».

Vuelvo a mirar a mi alrededor, y veo a mi izquierda una soja brotando sobre chala de maíz, y a mi derecha, el rastrojo de trigo con la humedad justa para sembrar la soja de segunda y no puedo evitar pensar en los rindes que tuvieron los cultivos este año.

Esto es lo que veo: en esta zona llovió poquísimo en general y nada entre el 15 de diciembre y el 20 de enero, donde la temperatura estuvo parejita en 35° (y un poco más también). Y ahí estaban la soja y el maíz plantados, dándolo todo en la cancha, con las hojas replegadas y esperando la lluvia.

Todos agradecimos cuando llovió un poco al momento de la floración, y así llegó el maíz a la cosecha, en marzo. Estos suelos, son un “Fórmula 1”, donde el maíz ha rendido 130 qq/ha, y en esta cosecha, el rinde fue 65 qq/ha. En otras zonas, este es un flor de rinde, pero para la inversión puesta acá, este rinde fue un golpe, previsible dadas las circunstancias, pero no deseado. Aún así, volvimos a agradecer que se pudo cosechar.

La soja parecía que se secaba pero se la bancó, y se cosecharon 35 qq/ha (bien!), en lugar de los 55 qq/ha fijados al momento de hacer el plan de siembra.

Y otra vez vino la palabra Gracias. Vimos el esfuerzo de la tierra, dando todos sus nutrientes y la humedad disponible, del Ingeniero Agrónomo monitoreando y tomando decisiones con criterio, de los aplicadores trabajando a las 5 am aunque fuera domingo para aprovechar la fresca y la calma, del productor siempre atento a la evolución del cultivo y a la vez manteniendo la confianza en que se iba a hacer cosecha, también vimos el trabajo que hay detrás de una semilla de calidad así como de los insumos para proteger los cultivos.

Fue un trabajo en equipo, entre “jugadores” a primera vista independientes. Por eso, qué gran oportunidad para tomarnos el tiempo y reconocer el trabajo en las organizaciones, más allá de los resultados específicos de este año, ya sea del 50%, 80%, 100% o 120%.

Qué gran oportunidad para integrar lo que salió bien y lo que no salió tan bien, y evolucionar con esto.

Ver el esfuerzo, la dedicación, el compromiso, la actitud, los desafíos, la creatividad, la innovación de cada miembro de nuestro equipo, genera un espiral ascendente de motivación y energía que sienta las bases para lograr hasta los resultados más desafiantes.

¡Apreciemos el recorrido, con sus rutas de asfalto y los caminos con pozos y serruchos! Son la base para seguir avanzando.

Gracias a todos por llegar hasta aquí.

Por Rosario Lyford-Pike

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