Perros protectores, una herramienta efectiva para defender a las majadas de ovinos y caprinos

Perros protectores, una herramienta efectiva para defender a las majadas de ovinos y caprinos

Los seguidores de dibujos animados del sello Looney Tunes, recordarán a Sam, un imponente perro pastor de Brie que custodiaba la majada de ovejas del siempre infructuoso intento de ataque del Coyote.

Por esta misma senda, la del perro cuidador, no la del Coyote, están desde el 2013 los investigadores de la Estación Experimental Agropecuaria Bariloche (EEA Bariloche), INTA, desarrollando un programa de cría de perros protectores.

El control de depredadores como el puma, zorro colorado y gris, y los perros asilvestrados, es una de las grandes problemáticas de la producción ovina extensiva. Así surgieron como herramienta de control los perros protectores del ganado, que conforman un sistema de control del daño en la majada. Es de destacar que este método no es letal para el depredador, ya que los perros actúan por disuasión, evitando que entren en contacto con los ovinos o caprinos. 

“Lo que primero se debe diferenciar es entre el perro protector de razas europeas y asiáticas, de los perros que suelen utilizar los productores chiveros del noroeste, que improntan ellos mismos y son mestizos, y que lo han hecho así ancestralmente. En el caso de los perros protectores que nosotros estamos trabajando, son de razas específicas y han transitado un largo proceso de selección artificial para cumplir la función de protección de ganado”, describió Pablo Gáspero, Doctor en Biología, integrante del grupo de Estudios Socio-ecológicos en Territorios de la Patagonia Argentina (ESTEPA) de la Estación Experimental Agropecuaria Bariloche (EEA Bariloche), INTA.

El investigador hizo una diferenciación entre estos animales protectores y los perros de arreo “cuya única función es dirigir las majadas o rebaños. En nuestro caso el perro de protección no arrea, solamente protege de los depredadores”.

Inicios del programa

En el INTA Bariloche se comenzó a trabajar con las razas de perros protectores en 2013, luego de tomar contacto con la experiencia de un productor chileno de Punta Arena que implementó este sistema para controlar la depredación por ataques de pumas.

“En 2013 incorporamos la primera yunta de perros protectores de la raza Maremmano-Abrucense o Maremma”, señaló Gáspero y acotó que “siempre buscamos trabajar con razas lo más puras posible y que sean, sobre todo, del ámbito de trabajo de campo”.

En la misma línea detalló que hay más de 40 razas caninas para esta tarea de protección, la mayoría de Europa y Asia, entre las cuales las más utilizadas en Argentina son el Maremma, Pastor de los Pirineos, Mastín de los Pirineos, Pastor de Tatra, Kangal y Pastor de Anatolia, entre otras.

“El uso de estos perros de raza, sobre todo en el sistema extensivo de producción, está siendo más utilizado en la región patagónica, pero también hay productores usándolos en Misiones, Catamarca y Cuyo, agregó el biólogo.

Como muestra del mayor uso de esta herramienta, Gáspero apuntó que desde el INTA Bariloche se contribuyó a la creación de un criadero de perros en la Universidad Católica de Córdoba, y “nuestro trabajo últimamente está orientado a apuntalar centros de cría en otras regiones del país”.

Desde 2013 a esta parte, el criadero del INTA Bariloche, ya entregó alrededor de 150 cachorros, fundamentalmente en la región patagónica, más específicamente en Río Negro y Neuquén.

Puro instinto

A diferencia de otros perros que se los entrena para cumplir determinadas tareas, en el caso de los protectores, desarrollan su trabajo por instinto, entonces “lo que uno tiene que hacer es improntarlos. El proceso que atraviesan estos perros consiste básicamente en generar el vínculo entre el cachorro con los animales que tendrán que proteger.

Es tan importante este proceso que las perras antes de la parición ya están confinadas con las ovejas o chivas, “con lo cual esos cachorros antes de abrir los ojos ya están percibiendo los olores y sonidos asociados a esos animales. A los 45 días se los desteta y a medida que van creciendo los vamos separando de los hermanos hasta que quedan solos en una especie de recintos de confinamiento con un par de ovejas o chivas, con lo cual fomentamos la formación del vínculo entre el cachorro y el ganado”.

Luego de un seguimiento sobre sus actitudes, el perro comienza a tener una vida totalmente independiente, y “donde vayan sus animales irá, y se tornará más independiente mientras crece y podrá patrullar terrenos más grandes. La función del perro es trabajar por disuasión. El perro estará los 365 días del año con su majada o piño, más allá de que los animales sean encerrados toda la noche o se mantengan a campo abierto”.

El especialista explicó que en caso de detectar la presencia de un depredador, lo que hacen es interponerse entre la majada y el atacante, y empezar a ladrar insistentemente, mirándolo fijo al depredador y sin apartarse de sus animales, y en el caso que el depredador insista con tratar de atacar se van progresivamente poniendo más agresivos frente a los depredadores”.

Gáspero también recomendó a los interesados en incursionar en esta práctica que “se capaciten, porque estos perros trabajan de una manera totalmente distinta a la que estamos acostumbrados, porque estos perros no están preparados para recibir órdenes, sino que trabajan por instinto, entonces hay varios puntos clave a tener en cuenta para que el productor no se frustre y desprestigie una herramienta que está dando muy buenos resultados”.

Depredación en baja

El biólogo especializado en estos animales, graficó que “las estancias en la Patagonia son de grandes dimensiones, más de 10 mil hectáreas, y si se trabaja con una cantidad adecuada de perros protectores, la incidencia de la depredación se reduce entre un 60 y un 90%. Bien trabajado, con estos perros se pueden llegar a anular las pérdidas por depredación”.

Un serio inconveniente que están enfrentando los productores patagónicos son los perros asilvestrados o “perros dañinos”, como los llama el investigador, que incluye a perros de las áreas periurbanas, porque “atacan en jauría, en grupos de dos a cinco perros, incluso en una estancia están lidiando con una jauría de 11 perros. Los depredadores silvestres, ante la presencia del perro protector, dan media vuelta y se van porque entienden que corren un riesgo, pero en el caso de los perros dañinos ocurre lo contrario, porque intentan someter al perro protector y posiblemente lo peleen”.

En este punto, Gáspero señaló que desde el INTA “estamos tratando de insertar en el debate público que los centros urbanos se tienen que empezar a hacer cargo del manejo y control poblacional de perros, sino esto se llevará puesta a la ganadería instalada en torno a los centros urbanos. La depredación con perros dañinos es un problema con el cual es muy difícil lidiar”.

Los interesados en adquirir cachorros de estas razas o conocer información sobre este sistema de protección pueden comunicarse con el INTA Bariloche o el INTA Esquel, desde donde se los contactará con una red de criaderos privados.

Por Pablo Salinas

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