Lo que pasa en el campo

12/06

Más allá de las circunstancias, los vientres de calidad se venden con fluidez

En los pocos remates de cabañas que se realizaron este año, la colocación de las vaquillonas registradas o marca líquida ha sido fluida. Un poco más de trabajo para los martilleros en los lotes de vientres generales, una categoría que está sufriendo las consecuencias de la sequía.

La situación de los campos ganaderos, consecuencia de la sequía que se vive en gran parte de la Argentina, generó una gran incertidumbre sobre la demanda por vientres para esta temporada. Sin embargo, y más allá de lo que muestran los lotes de vaquillonas que salen a venta en los remates televisados, en las primeras subastas de 2023 la plaza se mostró firme, incluso con una venta fluida, más allá de que los precios no van de la mano con la inflación.

La difícil colocación de los lotes de vientres preñados o con crías que salieron a venta durante este año en los remates televisados de distintas firmas consignatarias, generó mucha incertidumbre sobre la venta de reproductores esta temporada. La situación de los campos, en muchas regiones pobres y con poco forraje, hicieron que muchos criadores que habitualmente reponen vientres para sus rodeos, repensaran o “patearan” estas inversiones hacia más adelante.

Uno de los eventos que suele marcar el inicio de las ventas de reproductores, en este caso hembras, en el Norte del país, es el ya tradicional remate de vientres Braford de las cabañas Santa Irene, El Rocío y Santa Clara y Yuquerí, que se realiza desde hace 22 años en la Sociedad Rural de Mercedes (Corrientes), con la firma Colombo y Magliano como casa martillera.

El remate, que se realizó a principios de mayo en este local feria, generó expectativa sobre el comportamiento del mercado de vientres para este año, ya que habitualmente recibe la visita de muchos productores de todo el país para incorporar vientres Braford de calidad. Incluso, las cabañas organizadoras bajaron a la mitad la oferta. Habitualmente salen a venta en este remate entre 1.500 y 2.000 vaquillonas preñadas, y este año la subasta tuvo una oferta de 670 hembras.

Pero más allá de estas circunstancias, la venta se mostró firme, posiblemente con menos compradores u ofertantes que lo habitual, pero con la colocación y la venta de la totalidad de las hembras que salieron a la pista de la Sociedad Rural de Mercedes. “La verdad fue un buen remate, más allá de la incertidumbre previa; la venta fue fluida y se vendió todo”, comentó Hernán Vassallo, uno de los martilleros que tuvo esa jornada.

En ese remate, realizado el 3 de mayo con la totalidad de la hacienda Braford, se vendieron 16 vaquillonas preñadas elite a un promedio de $474.375 (máximo de $950.000); 317 vaquillonas preñadas registradas a un promedio de $283.600 (máximo $350.000) y 294 vaquillonas preñadas registro BO en un promedio de $221.000.

La realidad del mercado es que los lotes de hembras más generales, las que se ofertan en remates físicos, o transmitidos por TV o streaming, su colocación es más trabajada y la cantidad de ofertantes es menor, dada la situación en los campos, la falta de forraje que aún se nota en muchas regiones, y la situación económica del país.

No obstante, se nota que cuando aparecen lotes de buena calidad, la demanda se despierta. Pasó en el remate de vientres Braford de Mercedes, y también en los remates de las Nacionales, que se llevaron a cabo en la Sociedad Rural de Corrientes a fines de mayo, y donde las hembras se vendieron con mucha más agilidad que los toros.

Pasó también en el remate especial de vientres de la firma ganadera Yabito, realizado el pasado 30 de mayo en la Sociedad Rural de Federal. Se vendieron 1.200 vaquillonas marca líquida, con promedios de $186.000 para las vacas preñadas de segunda parición; $190.000 para las vacas preñadas nuevas y $166.250 para las vacas preñadas usadas.

La temporada de venta de reproductores de cabañas está por comenzar, y si bien aún existe cierta incertidumbre respecto de la fluidez en las ventas de vientres y toros, la realidad marca que, más allá de las coyunturas, los criadores habitualmente invierten a largo plazo y apuestan permanentemente por el mejoramiento de sus rodeos con la incorporación de genética.

Por Esteban Montgaillard

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