Producir en el área periurbana es, en el sur de la provincia de Santa Fe, un dolor de cabeza. Una cuestión que para la mayoría de los pueblos y ciudades de la ruralidad es sinónimo de confrontaciones, fundamentalmente por los prejuicios que existen ante el uso y aplicación de productos fitosanitarios.Es frecuente que en cada distrito (pueblo y/o ciudad) se establezcan límites agronómicos que implican cientos y miles de hectáreas improductivas que también conlleva complicaciones tanto para el sector urbano como para el rural. Desde hace muchos años, organismos públicos, privados, ONGs, colegios profesionales y las empresas involucradas conviven en la búsqueda de soluciones con un compromiso fijado en la sustentabilidad que, definitivamente, excede las distintas regulaciones de zonificación. Existen, en nuestra Argentina y en el mundo, tecnologías (Agtech) y productos (banda verde y biológicos) que reúnen las condiciones para producir. También hay ejemplos concretos. Una decena de empresas; funcionarios de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca -SAGyP- de la Nación (Dirección de Innovación); referentes del Ministerio de Producción, Ciencia y Tecnología de Santa Fe; profesionales del INTA VT; y el Gobierno local, compartieron una jornada en la Sociedad Rural Venado Tuerto. El eje del encuentro fue visibilizar y concientizar sobre el potencial disponible para producir en periurbanos. La zonificación “La importancia de la altísima tecnología que tenemos, terrestre y aérea, y poder usarla es impactante”, cita el ingeniero agrónomo Esteban Frola, asesor privado, ejemplificando con lo que sucede en países de Europa y norteamérica “donde aplican hasta la ventana de la casa”, resaltó. Frola apunta que “en la producción extensiva tenemos cultivos sensibles a un metro y medio, separados por un alambre, y manejamos perfectamente el tema. Lo mismo se puede hacer en el periurbano”. “Generalmente todas las urbes están ubicadas en los mejores suelos, en zonas altas, entonces si se dejan anillos muy grandes quedan zonas improductivas”, ponderó. Una situación a destacar es la ocurrida en Pergamino, provincia de Buenos Aires, donde la reglamentación municipal afectó al campo experimental del INTA y le redujo casi 300 hectáreas. Sentido común “Hay que tener sentido común y darse cuenta de que se puede producir con el menor impacto ambiental. Hay una evolución tremenda en los productos, y una inmensa evolución en la maquinaria, todo fruto de la investigación”, remarca Frola. Falta información De su experiencia, Frola repara en cómo influye la falta de información en los preconceptos que tiene el habitante urbano. “Más de una vez se invita a las autoridades locales y no va nadie. Y estas reuniones tienen éxito cuando se junta al sector productivo con el sector político. Eso es clave, y las mejores resoluciones surgieron de donde están en Colegio de Ingenieros, Aapresid, CREA, más la parte política”, que debe atender el reclamo de la gente que vive en la zona periurbana, y lo hará mejor con toda la información a su disposición, porque hay desconocimiento en la población.
