La empresa Stine, especialista en maíz y soja, participó por primera vez en Expoagro concretando ventas por más de 400 cañones de rinde para maíz.La Capital Nacional de los Agronegocios convoca todos los años a nuevas empresas que se suman para ser parte de Expoagro. En su edición 2024, una de las debutantes fue Stine, especialista en semillas de maíz y soja. Si bien están en actividad desde 2017, Juan Rosasco, gerente de Marketing y Comunicación de la empresa, contó que se decidieron a participar por primera vez este año “porque vimos que el mercado ya nos estaba pidiendo ir. Ahí es donde juegan todas las empresas de primera y nosotros somos una de esas. Fue un esfuerzo enorme, pero decidimos tomar el riesgo y hacer la inversión e ir por todo de una forma diferente”. Con una estrategia comercial basada en que mucha gente los conozca y pruebe sus productos, propusieron a los productores de maíz que compren 20 bolsas a un precio bajo pesificado. “Lo llamamos cañón del rinde porque nos dedicamos a hacer rendimiento”, dijo Rosasco y compartió que durante toda la exposición “se vendieron más de 400 cañones de rinde para maíz”. Los visitantes que se acercaron al stand pudieron conocer los productos que se mostraron en un formato de plot. “Generalmente veíamos que todas las empresas sembraban tarde para tener la soja alta y verde, por eso quisimos venir con la soja como la ve el productor a la hora de cosechar, seca y que se vean las chauchas. Realizamos un contorno con soja grupo 33 que lideró ensayos del INTA”, explicó el gerente de Marketing. Además, desarrollaron un laberinto de maíz donde el cliente pudo ver las tres categorías de maíz: cortos, petisos y bestias. En su primera participación en la megamuestra que se llevó a cabo en el Predio ferial y autódromo de San Nicolás del 5 al 8 de marzo, el objetivo de la empresa fue “mostrarle al productor lo que es la agronomía de nuestros productos de una forma diferente. Salir de lo tradicional del agro con una comunicación más dinámica para las generaciones que vienen”, afirmó Juan Rosasco, para quien la experiencia fue “tremenda, con mucha gente que se acercó al stand para conocer la marca, a cerrar negocios. Se vendió muy bien”. Genética y biotecnología El 70% de toda la soja que se siembra en los Estados Unidos es de genética Stine, ya sea con marca propia o licenciadas. “En soja trabajamos con tecnología Enlist y Conkesta Enlist, llegando a grupos bien cortos para el sur de Argentina, más largos para Santiago del Estero y estamos trabajando para llegar más al norte del país”, explicó Lucas Crimella, gerente Comercial de Producto Soja. Stine Argentina es la única empresa que tiene genética y biotecnología en soja. En sus plantas ubicadas en las provincias de Tucumán y Santa Fe, realizan los trabajos de investigación y desarrollo que demoran entre 5 a 7 años para lograr una variedad nueva. “Hoy en Venado Tuerto (Santa Fe) están testeando 160 mil variedades diferentes, de las cuales avanza el 1%, a la etapa de evaluación siguiente”, contó Rosasco. Por otra parte, Manuel Bavio, gerente Comercial de Producto de Maíz, indicó que trabajan todo Viptera 3 “para poder tener herramientas de control de lepidópteros en siembras tardías para cuidar el cultivo y la calidad de grano”. Además mencionó cómo denominan a sus familias dé híbridos por sus diferentes madureces fisiológicas: las Bestias, los Petisos y los Cortos. Familia de semilleros En Argentina Stine desembarcó en el 2017, de la mano de Ignacio Rosasco y Harry Stine. Pero la historia se remonta 45 años atrás cuando Harry Stine comenzó en Estados Unidos con la clasificación de semillas de soja. Luego incorporó genética al comenzar con cruzamientos y, por último, fue un pionero en el patentamiento y comercialización de las variedades en su país, lo que le permitió además avanzar en el negocio de maíz.
