De la tradición de un pueblo a las góndolas: la historia de la sal de Pedro que hoy sigue viva como Sal de Campo

El recuerdo de ver a su tío abuelo preparar kilos de sal para condimentar los asados de las fiestas populares y la nostalgia por volver a disfrutar de esos sabores de su infancia, llevaron a Aldo Anzil a recrear de manera comercial aquel producto que conquistó a todo un pueblo.
En Camilo Aldao, un pequeño pueblo del sudeste de Córdoba, el aroma de un cordero o un lechón asado aún trae el recuerdo de la sal de Pedro. Aquel condimento creado por Don Pedro Sbarbatti, reconocido asador del pueblo, que consistía en una mezcla artesanal de hierbas y especias no solo se convirtió en su sello sino que hoy es recreado por su sobrino nieto, Aldo Anzil, bajo la marca comercial Sal de Campo.
En un principio, “Pedro hacía la sal para su familia y amigos, hasta que la empezó a usar en los eventos del pueblo con cientos de personas. Era el encargado de cocinar en cooperadoras, fiestas patronales y eventos comunitarios”, comparte Aldo.
La fama de la sal de Pedro creció tanto que incluso las carnicerías locales intentaron imitarla. Gracias a ello, mucho tiempo después Aldo compró una de esas versiones y, al probarla en una comida cotidiana, volvió a sentir la nostalgia de aquellos asados familiares. “Me trajo ese recuerdo de estar comiendo un cordero a la llama condimentado con la sal de Pedro. Así me surgió la idea de recrearla”, recuerda.
Aunque la inspiración apareció en ese momento, el proyecto se concretó diez años después. Pedro falleció antes de que o comience con el emprendimiento.
En 2010, Aldo decidió desarrollar el producto, manteniendo la esencia original de aquella sal que conquistó a un pueblo entero. Si bien su tío abuelo falleció antes de que comenzara con su emprendimiento, fue gracias a la receta que le compartió quien fuera la mano derecha de Pedro en sus asados multitudinarios, que pudo reproducir cada partícula de sabor. “El nombre Sal de Campo hace alusión a su origen, su uso en el campo”, explica al contar sobre la creación del producto que guarda una parte importante de su infancia. “La receta de nuestra Sal de Campo Original es la de mi tío abuelo, con las clásicas mezclas que usaba en el campo para saborizar un lechón o cordero”, dice. Además, sumaron otras variedades como Ahumada, 5 Pimientas, Especial o Marina con especias.
El secreto está en la mezcla
Dentro de las hierbas y especias que usaba Don Pedro, hay dos protagonistas: la pimienta negra, intensa y aromática, y la nuez moscada. La combinación se completa con pimentón, ají molido, tomillo, romero y un toque de provenzal.
Hoy, la sal que utilizan proviene de las salinas del sur de La Pampa, mientras que las especias llegan de productores locales e importadores: las pimientas vienen de Brasil y la nuez moscada de Asia, África o India. La producción se realiza en Córdoba Capital, bajo un sistema certificado por IRAM y con garantía de ser libre de gluten.
Una empresa basada en la tradición y la amistad
La marca Sol de Campo está formada por Aldo e Iván Corsi, amigos de la infancia que crecieron juntos en el mismo pueblo, a una cuadra de distancia. Hoy, junto a cuatro personas en el área de producción, llevan adelante un emprendimiento que no solo comercializa un condimento infaltable en la mesa de los argentinos, sino que también preserva una tradición que forma parte de la memoria de todo un pueblo.
Cada vez que Aldo abre una caja de Sal de Campo, vuelve a sentir lo mismo: “El aroma me transporta a aquellos tiempos, a las juntadas con amigos en el campo, compartiendo un lechón o un cordero condimentados con la sal de Pedro”.
Por Paola Papaleo
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