Del corazón de Siria al alma de la yerba mate misionera

Omar Kassab lidera una producción que no solo produce yerba mate de exportación, sino que también cuenta una historia de migración, identidad y pasión por una bebida que une culturas.
Omar Kassab nació en Siria, en una familia marcada por la diáspora. Su tío fue uno de los tantos inmigrantes que, en la década del 50, llegaron a Argentina en busca de oportunidades. Lo que encontró fue más que trabajo: halló un país que lo recibió con los brazos abiertos y una costumbre que lo conquistó para siempre EL MATE.
La historia familiar dio un giro inesperado cuando, 40 años después, aquel tío volvió a Siria con un mate bajo el brazo. Lo compartió con sus seres queridos, y lo que comenzó como una curiosidad se transformó en un ritual diario. El mate se instaló en la cultura siria, adaptándose a sus costumbres: se toma en vasos de vidrio, sin termo, con la pava calentándose constantemente. Hoy, Siria es el principal destino de la yerba mate argentina, con un consumo anual de 45.000 toneladas.
Desde Comandante Andresito, Omar Kassab dirige Yerbatera Hoja Verde, una empresa que combina el respeto por los tiempos de la naturaleza con tecnología de punta. Las marcas Don Omar, Secadero y Salam son el resultado de un proceso cuidado, donde cada hoja se estaciona durante 24 meses a una temperatura constante de 30°C, lo que permite obtener una yerba suave, sin acidez, con un sabor ahumado que remite a lo artesanal.
“Cada eslabón de la cadena productiva es como un integrante de una familia. Si uno está mal, se resiente todo el sistema”, explica Kassab. Bajo esa filosofía, la empresa trabaja para garantizar el bienestar de cada sector, desde el cultivo hasta el envasado, con el objetivo de lograr un producto de excelencia que represente a Argentina en el mundo.
La expansión de la yerba mate no se dio por estrategias de mercado, sino por el boca a boca, por el contagio del hábito. En Siria, el mate se convirtió en un símbolo de encuentro, de pausa, de conexión. Y en muchos países, la asociación con figuras como Messi o Maradona ayuda a vincular la bebida con la identidad argentina.
“En algunos lugares, no saben dónde queda Argentina, pero si nombrás a Messi, enseguida lo ubican. Es como un embajador mundial”, reflexiona Kassab.
La yerba mate, entonces, no solo viaja en contenedores marítimos, sino también en la memoria afectiva de quienes la comparten.
Legado que trasciende fronteras
Para Omar Kassab, la yerba mate es más que un producto: es una historia que se sigue escribiendo. Desde los primeros envíos en cajas de madera hasta los actuales contenedores de 50 kilos, el camino recorrido habla de esfuerzo, visión y amor por una tradición que se volvió universal.
“Es un orgullo haber desarrollado un producto que nos represente en el mundo. La yerba mate es una gran familia, y nosotros trabajamos cada día para que esa familia esté bien”, concluye.
En tiempos donde las fronteras parecen difusas y las culturas se entrelazan, el mate sigue siendo ese hilo invisible que une a quienes lo toman, sin importar dónde estén. Y en esa trama, Omar Kassab y Yerbatera Hoja Verde ocupan un lugar central.
Por Marizú Olivera Orquera
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