El Banco de Alimentos de Buenos Aires convoca al agro como motor de cambio social

La organización sin fines de lucro quiere sumar a los productores a su programa de Legumbres y Cereales para potenciar el consumo de estos alimentos en la población más vulnerable, resaltando su valor nutricional y destacando el valor del campo en el desarrollo local, la soberanía alimentaria y la lucha contra el desperdicio.
Desde hace 24 años, el Banco de Alimentos de Buenos Aires trabaja para reducir el hambre, mejorar la nutrición y evitar el desperdicio de alimentos. Con la colaboración de empresas, particulares y voluntarios, sólo en 2024 ya entregó más de 6 millones y medio de toneladas de alimentos, alcanzando a más de 360 mil niños y adultos en situación de vulnerabilidad. Pero, lejos de conformarse con este importante logro, este año se propusieron un nuevo objetivo: “Profundizar el foco en la nutrición y meternos de lleno en el consumo de legumbres y cereales, generando cambios de hábito a través de la educación alimentaria” indica Fernando Uranga, director general de la organización. Misión que buscan llevar a cabo con el campo y los productores agropecuarios como aliados estratégicos.
Actualmente, en Argentina se producen 1 millón de toneladas de legumbres, de las cuales solo se consumen 40 mil y el resto se exporta. Si bien el promedio mundial de consumo son 8 kilos de legumbres por habitante por año, en ese mismo período en el país se consumen solo 800 gramos por persona. A pesar de que “el grano seco es muy nutritivo, bajo en grasas, alto en proteínas y muy accesible económicamente, los argentinos en general no comemos legumbres”, afirma Uranga y enfatiza: “El potencial transformador del agro va mucho más allá de los mercados internacionales, puede ser clave para mejorar la nutrición de quienes más lo necesitan”.
A través del programa de Legumbres y Cereales, el Bando de Alimentos de Buenos Aires busca involucrar a los productores como agentes de cambio social y acercarse a ellos para generar alianzas de valor. “Apostamos a reducir el hambre y mejorar la calidad de vida en contextos vulnerables, pero también a poner en valor el rol del campo en el desarrollo local, en una alimentación saludable y en la lucha contra el desperdicio”, dice su director general.
Desde la tranquera hasta el Banco
Para hacer realidad la implementación del programa de Legumbres y Cereales, desde la organización realizan talleres, junto con nutricionistas y chefs, para enseñarles a los integrantes de las asociaciones civiles cómo consumirlas, recetas y su valor nutricional.
A su vez, aprovechando la importante producción de estos cultivos “queremos buscar socios desde la tranquera hasta el Banco”, comenta el representante del Banco de Alimentos refiriéndose a los productores agropecuarios. Las maneras de colaborar son muchas: “Pueden ayudar con una donación de granos secos, con logística o facilitando materia prima que requiera un procesamiento ya que, con los aliados que tenemos de la industria, si recibimos una donación de trigo o de maíz, por ejemplo, podemos transformarlos en harina y polenta”, detalla.
Si bien la propuesta se enfoca en incentivar el consumo de legumbres y cereales, la convocatoria es para todos los sectores del agro, quienes pueden sumar su participación comunicándose con el Banco de Alimentos de Buenos Aires a través de: teléfono (+54 11) 6244-1371, web https://www.bancodealimentos.org.ar/suma-tu-empresa/?utm_source=Free%20press&utm_medium=Expo%20agro&utm_campaign=Expo%20agro&utm_term=&utm_content=o redes sociales @bdalimentos.
Una Red que nutre
El modelo de gestión de los Bancos de Alimentos nació en Arizona, Estados Unidos, en la década de 1960. En Argentina, el Banco de Alimentos de Buenos Aires, creado en 2001, es el primero de una Red que ya cuenta con 20 distribuidos en distintas provincias. Cada uno funciona de manera autónoma, para responder a las necesidades específicas de cada región, pero a su vez se encuentran conectados para recibir donaciones excedentes de los distintos centros que puedan ser aprovechadas por las organizaciones sociales y comedores.
Desde la sede ubicada en Benavidez colaboran, a través de 1.300 organizaciones sociales, con la alimentación de más de 360.000 personas, de las cuales el 65% son niños. Por segundo año consecutivo, llevan adelante el proyecto Desayunos Saludables, brindando educación alimentaria y una ración de frutas, lácteos y cereales, para que 12 mil chicos puedan iniciar cada mañana con alimentos que los nutran porque “no es lo mismo llenar la panza que alimentarse”, asegura Fernando.
Para capitalizar todos los productos que se descartan o desperdician a lo largo de la cadena alimentaria, trabajan junto a los productores, las fábricas, distribuidores, supermercados y retailers, recuperando los alimentos que están en perfecto estado para ser consumidos, pero que no tienen un valor comercial por tener una fecha de vencimiento corta, algún problema en el Packaging, un cambio de fórmula o por estar mal etiquetados, por ejemplo.
En el moderno centro de almacenamiento, construido en 2023 gracias a diferentes donaciones, más de 7 mil voluntarios son los encargados de clasificar las donaciones que se almacenan hasta ser asignadas a las organizaciones sociales de la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, que luego las retiran desde el Centro de Distribución. En el lugar también cuentan con cámaras de frío para almacenar los productos perecederos como frutas y verduras. El depósito tiene certificación ISO 9001 y se encuentran certificando la norma ISO 14000.
Desde que se realiza la donación al Banco hasta que la mercadería es asignada a una asociación o comedor, Fernando Uranga cuenta que todo el proceso está asegurado por un sistema de trazabilidad que evidencia “una buena utilización del producto”. Además, cada donante es informado del destino que se le da a su donación, sea de alimentos, artículos de limpieza o dinero.
Al dar cuenta de la transparencia con la que trabajan, el directivo explica que “si bien desde la concepción somos una asociación sin fines de lucro, desde cómo operamos queremos ser la organización más eficiente, innovadora, tecnológica y productiva”, enfatizando que, aún “sabiendo que no podremos solucionar el problema del hambre en Argentina, podemos trabajar fuerte en ese eje, ser ejemplo y hacer acciones que sean escalables”.
Por Paola Papaleo
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