Harina de uva, una solución saludable y sostenible

Harina de uva, una solución saludable y sostenible

La cordobesa Lorena Londero aprovecha el orujo de uvas desechadas por las bodegas de la zona para elaborar un producto con importantes beneficios para la salud que este año fue incorporado al Código Alimentario Argentino y contribuye a la economía circular.

El diagnóstico de una enfermedad autoinmune y un inminente cambio de alimentación, fueron el puntapié inicial para que Lorena Londero se animara a dejar su profesión de contadora y empezará a emprender como productora de harina de uva. Desde Colonia Caroya en la provincia de Córdoba, produce este innovador producto que, además de ser saludable, contribuye a la economía circular al elaborarse con la piel y las semillas de las uvas que se descartan de los viñedos.  

¿Cómo surge la iniciativa de producir harina de uva?

 En 2015 me diagnosticaron esclerosis múltiple. En ese proceso de cambio de alimentación y de nivel de vida, realicé un curso donde conozco sobre los beneficios de la semilla y la piel de la uva para personas con mi enfermedad y pensé en molerlas para aprovechar sus propiedades. Soy tercera generación de viñateros, así que comencé recolectando esos desechos de la bodega familiar. Hice la primera prueba en 2018 y, dos años después, logré deshidratar el orujo. Esto me motivó a dejar mi profesión para dedicarme de lleno a la producción de harina de uva. Sin embargo, al poco tiempo llegó la pandemia y, como la harina todavía no andaba muy bien, me fui un año a trabajar a Italia. Al regresar en 2023 retomé el emprendimiento.

 ¿Conocías anteriormente la harina de uva?

 En aquel momento traté de buscar lo que había en el mercado en Argentina. Solo la hacían dos empresas pero no me había gustado su calidad, así que pensé que podía hacer algo mejor. Empecé a estudiar y averigüé que el producto existía en Europa, Estados Unidos, Canadá, Chile, Brasil y Uruguay. Entonces me pregunté por qué no hacerlo acá si somos el séptimo productor de uva a nivel mundial y estamos tirando como desecho el orujo y las semillas que son muy buenos para la salud. Además, empecé a corroborar sus beneficios en mi propia salud y quería que todo aquel que tuviera mi misma patología pudiera tenerlo disponible.

 ¿Cuáles son sus beneficios?

 Siempre aclaro que no es un remedio, sino que es un alimento para complementar una dieta saludable. Ayuda a la microbiota intestinal, acelera la transmisión neuronal, es antiinflamatoria, favorece el rejuvenecimiento celular, mejora la circulación de la sangre, controla la glucemia, entre otros beneficios. Encontré estudios realizados en Estados Unidos que demostraron que en un 50% de los casos disminuye la fatiga. Algunos nutrientes que aporta son antioxidantes, resveratrol, fibra, cobre, magnesio, hierro, vitaminas A, C y E, y Omega 3 y 6.

 ¿Cómo se consume la harina de uva?

 Se puede consumir en crudo, mezclando una cucharada de harina con un yogur, jugo o en licuado, o colocarla en el mate, en una sopa o a una ensalada. También se la puede utilizar en platos gourmet, preparar muffins, budines, tortas, panes de uva, trufas o pastas, por ejemplo. En estos casos se utiliza entre un 5 y un 20% de harina de uva en relación a la harina base porque funciona como saborizante, similar al cacao amargo. En nuestro Instagram tenemos recetas que muchas son innovaciones de nuestros clientes. 

Economía circular

La vitivinicultura fue uno de los principales motores productivos en Colonia Caroya. Actualmente, cuentan con seis bodegas, que conservan la tradición de elaboración artesanal y familiar. Luego de cada vendimia se descartan toneladas de piel y semillas de las uvas, y allí es cuando entra en escena Lorena para reintroducir esos desechos en la cadena alimentaria.

 ¿Cómo es el proceso de producción de la harina de vino?

 Es un producto de economía circular porque utilizamos lo que queda después del proceso de vinificación, es decir la piel y las semillas de la uva. Obtenemos el orujo al que le aplicamos un proceso de deshidratado y lo vamos moliendo y tamizando a medida que tenemos pedidos. Recolectamos los desechos, aproximadamente una tonelada y media por año, de la bodega familiar y de otras de la zona. 

 Además de saludable ¿es un producto sostenible?

Nos permite realizar nuestro aporte en la disminución de la merma y el desperdicio en la industria alimentaria dándole esos desechos un segundo uso. A su vez, es un alimento real sin octógonos, no tiene conservantes ni ningún agregado. 

¿Qué variedad de uvas se utilizan?

 Utilizamos uvas tintas. Actualmente hacemos un blend con Cabernet, Pinot Noir, Malbec, Ancelota y Tanat. Cada una tiene su aroma y color.

Un esfuerzo que gratifica

Lorena reconoce que en varios momentos pensó en abandonar su proyecto. “Como emprendedora más de una vez me dan ganas de tirar la toalla pero cuando me llegan esos comentarios de personas que probaron el producto y me cuentan que les hizo bien, me dan fuerza para seguir con esto que es mi pasión” afirma. De esta forma, refuerza el significado que subyace detrás del nombre que eligió para su producto: Resiliencias.Ante un problema, en vez de tirar la toalla, uno sale fuerte y la sigue luchando, se trata de fortalecerse ante las dificultades y renacer”, explica.

En pocos años, con la harina de uva ganó varios premios provinciales y nacionales y, en 2025, el producto fue incorporado al Código Alimentario Argentino como orujo de uva en polvo. A su vez, “la producción fue aumentando y lo más importante es la aceptación de la gente. Al principio lo compran por intriga pero después nos cuentan que les encantó y vuelven a comprar. A los chefs les gusta porque les permite crear un nuevo sabor y otras recetas. Hay nutricionistas que lo recomiendan, tenemos varios estudiantes de Nutrición que hicieron tesis sobre la harina de uva” cuenta Londero, quien aspira a “duplicar la producción, seguir creciendo y expandirse a más mercados”.

 ¿Qué sentís al ver el camino recorrido

Estoy feliz porque siempre luché y tuve la misión de ir por un alimento real, que haga bien, que se brinde a la sociedad. De haber empezado con una cucharita y una pequeña moledora a mano a ver hoy que aumenté por cinco mis ventas, participamos en un montón de ferias, ganamos concursos y logré la incorporación al Código Alimentario. El producto no solo está validado por la demanda sino también por profesionales gastronómicos y de la salud. Nos permitió vivir muchas cosas y enamorarnos de esto que es emprender. Cuando uno le pone pasión a lo que hace y está convencido de que es bueno, vale la pena.

Por Paola Papaleo

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