«Manos del Salado»: hilanderas que transforman lana en oportunidades

«Manos del Salado»: hilanderas que transforman lana en oportunidades

El proyecto “Manos del Salado”, impulsado por INTA Maipú desde 2010, cumple 15 años generando trabajo para mujeres rurales a través de la transformación de la lana. Nacido como respuesta a la necesidad de ingresos propios, se consolidó en células locales que producen hilados, prendas y artículos de decoración bajo un esquema participativo y democrático, garantizando precios justos y transparencia.

Julia Pettinari, es Ingeniera Agrónoma y técnica del INTA de Maipú, cuenta a Expoagro cómo inició y cuál es el objetivo del proyecto “Manos del Salado”, que nació en 2010, impulsado por la agencia de extensión del INTA Maipú en el marco del programa Pro Huerta.

“Todo comenzó con talleres de educación alimentaria y se generaban espacios de diálogo. Allí surgió una demanda concreta: muchas mujeres rurales, esposas de puesteros con ingresos bajos y limitaciones para acceder a un trabajo formal, buscaban alternativas para generar recursos propios”, detalla Pettinari.

“El inicio del trabajo con la lana surgió como una alternativa ya que se adapta mucho a su realidad. No tenés que salir de tu casa ni cumplir un horario, cada una puede dedicarle el tiempo que quiera”, explica  y agrega que algunas hilaron dos horas por día, otras lo asumieron como un empleo de ocho horas y en otros cosas lo hacen esporádicamente, regulando su propio ritmo sin descuidar a la familia.

“Se trata de una labor que puede realizarse en cualquier momento y clima, sin gran inversión inicial y con la ventaja de que el producto no es perecedero, lo que permite acumularlo hasta encontrar una oportunidad de venta”, refuerza.

El vance del proyecto surge como iniciativa al tomar como referencia la experiencia de La Madrid, la cual funcionaba desde 2006 bajo la coordinación del INTA. Este modelo, a su vez, se basaba en un trabajo previo del INTI realizado en el norte de Córdoba. Una técnica del INTA de La Madrid se capacitó en Córdoba para replicar y trasladar esa metodología a la zona del Salado.

Así fue que“Manos del Salado” comenzó inicialmente con un grupo que unía a personas de Maipú y Madariaga y debido al aumento de participantes, el grupo se dividió en células locales independientes para cada localidad.

“Con el paso del tiempo, se fueron incorporando nuevos grupos en diversas localidades como Labardén, Mar de Cobo, Santa Clara, Dolores y Castelli. Actualmente, todos estos núcleos locales que dependen de la oficina de INTA Maipú se agrupan bajo el nombre colectivo de Manos del Salado”, explica a Expoagro Pettinari.

Hoy “Manos del Salado”, que integra a las hilanderas, acaba de cumplir 15 años de trayectoria. El grupo de la localidad de Dolores fue el último en incorporarse, hace aproximadamente tres o cuatro años. “En sus inicios, esta célula trabajaba en conjunto con la Municipalidad de Dolores a través de una técnica del área de producción y las reuniones se llevaban a cabo en dependencias municipales”, explica.

El proyecto tiene como objetivo central la generación de trabajo a partir de la transformación de la lana “La materia prima puede utilizarse tal como sale de la esquila o bien lavada y peinada, proceso que da origen al denominado top, realizado en un lavadero para convertir la lana en hilo”. A partir de allí, el producto puede comercializarse como madeja o transformarse en prendas y artículos para el hogar, como mantas, almohadones o piezas de decoración. Se cuida especialmente el grosor de la fibra para reducir el “factor de picor” y garantizar comodidad. Además, el lavado y peinado eliminan la lanolina y el olor característico de la oveja, paralelizando las fibras y permitiendo que la lana se convierta en un material confortable y apto para el uso cotidiano.

Normas de trabajo y comercialización de productos

El trabajo se organiza bajo un esquema participativo y democrático, donde “se respeta el precio justo dentro de los eslabones de la cadena”, indica la ingeniera y agrega que el valor de los productos se establece en función de la hora de trabajo, y es cada participante quien define ese monto en asamblea. Estas reuniones periódicas, ajustadas según la situación económica, permiten debatir y consensuar el valor de la hora, que luego se aplica de manera equitativa a todas las tareas: hilar, tejer, coser o bordar. “De este modo, cada mujer recibe el mismo pago por su tiempo, garantizando transparencia y justicia en la construcción colectiva del proyecto.”

Por último, destaca que en materia de desafíos surge el ajustar mejor el manejo de la tienda virtual “estamos en Instagram como @lasuma.ok”, y  así lograr que se convierta en un verdadero canal de ventas.

En cuanto a la producción, dice que “la generación de nuevos productos es un proceso lento y participativo, porque cada incorporación a la colección implica evaluar medidas, precios y costos en conjunto antes de aprobarla”.

Incursionar con algodón

Las hilanderas de Salado están incursionando en materia prima de algodón como producto de contra estación, “pensando en el mercado de la costa atlántica durante el verano, cuando se corta la venta de lana y eso afecta los ingresos de algunas de las chicas”, señala Pettinari,  además que “ trabajamos con familias del norte de Santa Fe, de Santiago del Estero y de Tucumán, con algodón agroecológico en producciones muy pequeñas, que luego se hila principalmente en Santiago y se teje y vende aquí”.  Y  destaca: “Participamos de la Red Argentina de Mujeres Algodoneras, sumando y colaborando con ese gran proyecto que también es muy interesante.”

Por Marizú Olivera Orquera.

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