Más girasol, más decisiones basadas en datos

Ensayos realizados por la Asociación de Ingenieros Agrónomos de Junín, el INTA, la UNNOBA y ASAGIR permiten identificar los híbridos más rendidores y adaptados, aportando información clave para mejorar la toma de decisiones en el campo.
Después de años en los que su presencia fue reducida frente al avance de la soja y el maíz, el girasol ha vuelto a ocupar un lugar destacado en el paisaje agrícola del partido de Junín y gran parte del noroeste bonaerense. En la campaña 2024/2025, la superficie sembrada con esta oleaginosa superó los 2 millones de hectáreas a nivel nacional, en un contexto donde la necesidad de diversificar cultivos, la reducción de retenciones y las buenas perspectivas internacionales marcaron la agenda de los productores.
Según el relevamiento edafológico de la zona, en el partido predominan los Hapludoles Típicos en posiciones normales del terreno y Hapludoles énticos en las lomas. En este marco de resurgimiento, el girasol no solo se presenta como una alternativa rentable, sino también como una opción agronómicamente estratégica en zonas con limitaciones hídricas o problemas sanitarios que afectan a otros cultivos. En Junín, una región con suelos fértiles pero expuestos a la erosión eólica y con retención limitada de humedad durante sequías prolongadas, el girasol encuentra condiciones edafoclimáticas que, manejadas adecuadamente, pueden ser muy favorables para su desarrollo.
Girasol en la zona Núcleo: un renacer inesperado
Con el objetivo de brindar herramientas concretas que ayuden a los productores a elegir con mayor precisión qué híbridos utilizar en sus campos, la Asociación de Ingenieros Agrónomos de Junín (AIAJ) llevó adelante un ensayo comparativo de rendimiento de girasol en dos sitios representativos del partido. Este tipo de estudios desarrollados en colaboración con la UNNOBA, INTA y ASAGIR, que combinan análisis agronómicos con observaciones a campo, se vuelven fundamentales en un contexto de márgenes ajustados y decisiones cada vez más técnicas.
Información para decidir mejor
El ensayo se propuso evaluar el comportamiento y la productividad de diferentes híbridos de girasol bajo las condiciones agroclimáticas específicas de Junín. En otras palabras: cómo se desempeñan las distintas semillas disponibles en el mercado cuando enfrentan los desafíos reales de esta región, con su clima, suelos y prácticas productivas propias.
Mejoramiento genético del girasol: una alternativa con gran potencial
Los resultados de estos estudios permiten determinar cuáles son los materiales más estables y rendidores, tanto en términos de kilos como de comportamiento sanitario y adaptación. De esta forma los productores y asesores no sólo acceden a datos técnicos de calidad, sino que cuentan con una guía para tomar decisiones más informadas a la hora de planificar sus próximas campañas.
Participaron del informe los ingenieros agrónomos Juan Ignacio Fariña, Sebastián Mango, Agustina Marcelino, Leandro Fariña, Fabricio Navone, Amelia Bertero, María Guadalupe Tellería (MSc.) y María Paula Melilli.
Conocer el suelo para producir mejor
Uno de los pilares para entender el desempeño del girasol en Junín tiene que ver con las características de los suelos locales. Según el relevamiento edafológico de la zona, en el partido predominan los Hapludoles Típicos en posiciones normales del terreno y Hapludoles énticos en las lomas. Se trata de suelos profundos, oscuros, con buena aptitud agrícola y drenaje entre bueno y algo excesivo.
Una de las series más comunes en Junín es la Serie Junín, que presenta textura franco limosa, una Capacidad de Uso III y un índice de productividad general de 62. Entre sus principales limitaciones figuran la susceptibilidad a la erosión eólica y la escasa retención de humedad en períodos prolongados sin lluvias. Justamente en este contexto, el girasol aparece como un cultivo estratégico, capaz de adaptarse y rendir bien incluso en escenarios hídricos desafiantes.
La importancia de conocer en detalle estas características no es menor: permite ajustar las prácticas de manejo, como la elección del momento de siembra, la densidad, el tipo de fertilización y la rotación adecuada, factores que influyen directamente en los rendimientos obtenidos.
Una apuesta con futuro
El repunte del girasol no solo se explica por su buen comportamiento agronómico. También hay factores económicos que hoy lo hacen especialmente atractivo. En primer lugar, se trata de un cultivo con menor carga impositiva que otros granos: las retenciones se han reducido en los últimos años, lo que mejora su competitividad frente a la soja, por ejemplo.
Además, en el plano internacional, el girasol goza de una demanda sostenida por su aceite de alta calidad, tanto en los mercados europeos como asiáticos. Argentina, que supo ser uno de los principales exportadores de aceite de girasol del mundo, vuelve a mirar con atención este nicho como una oportunidad para recuperar protagonismo.El girasol asoma en la zona noroeste bonaerense como un cultivo que se adapta a la sequía.
Por otro lado, el girasol también presenta ventajas en términos de manejo agronómico. Su inclusión en la rotación permite cortar ciclos de enfermedades, reducir presión de malezas y aprovechar mejor los perfiles de humedad en zonas con precipitaciones erráticas. También se adapta bien a fechas de siembra tempranas, lo que permite liberar el lote antes y sembrar un cultivo de invierno a continuación.
DESCARGÁ EL INFORME SOBRE EL ENSAYO DE GIRASOL 24-25
El aporte de la AIAJ
La labor de la Asociación de Ingenieros Agrónomos de Junín en la promoción de ensayos comparativos como este cobra especial relevancia en un escenario donde la información validada localmente se vuelve clave. En un país donde las condiciones productivas varían de una localidad a otra, contar con datos generados en la propia región aporta un plus de confiabilidad y pertinencia.
La siembra de trigo, el cultivo que representa dinero fresco para el productor
Los ensayos no solo contemplan el rendimiento en kilos por hectárea, sino también la observación de factores como resistencia a enfermedades, tolerancia a estrés hídrico, sanidad de capítulo y contenido de aceite, aspectos que pueden ser determinantes en la rentabilidad final del cultivo.
Además, la socialización de estos resultados entre los productores, ya sea a través de jornadas técnicas, boletines o publicaciones, fortalece el vínculo entre el sector técnico y el sector productivo, promoviendo una agricultura cada vez más basada en el conocimiento.
Por Diego Abdo
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