Semillas de hortalizas: una alternativa productiva que frenó el éxodo rural en San Juan

La Federación de Cooperativas Agropecuarias de San Juan Ltda. (FecoAgro) cambió el destino de más de 650 familias de productores rurales que encontraron en la producción y venta de semillas una alternativa que promueve su desarrollo económico y el arraigo territorial.
En FecoAgro saben que las crisis son oportunidades. No se trata solo de una frase repetida una y mil veces, sino de una realidad de la que pueden dar fe con su trabajo que ya lleva más de tres décadas fortaleciendo el desarrollo de los pequeños productores rurales a través de la producción de semillas de hortalizas diversificadas y de dulces y conservas artesanales.
Como proyecto cooperativo, la Federación de Cooperativas Agropecuarias de San Juan Ltda. (FecoAgro) nació en 1992, con la obtención de la matricula provincial y nacional, gracias al apoyo de la Agencia de Extensión Rural de San Martin del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) que creó el proyecto “Sistemas Cooperativos Agropecuarios de San Juan) . En ese entonces cumplían con el requisito de contar con un mínimo de 7 cooperativas, que actualmente crecieron a 25.
Pero los inicios, recuerda – se remontan al año 1983: “La primera cooperativa comenzó en Angaco (San Juan) para darle una solución a la gente que había quedado desempleada por la crisis vitivinícola”. El padre Lona, párroco de ese municipio, junto con técnicos del INTA, se propusieron revertir el éxodo rural. La primera propuesta fue incentivar la producción de algodón pero “no prosperó”, por lo que buscando alternativas surgió el trabajo con semillas de hortalizas diversificadas.
Semillas que dignifican
Actualmente, más de 650 familias de productores rurales trabajan la tierra para producir una gran variedad de semillas de acelga, brócoli, cebolla, cilantro, ají, lechuga, hinojo o arvejas, entre otras. También cuentan con opciones forrajeras como alfalfa, avena, maíz e, incluso “el zapallo también se puede utilizar en engorde de vacas o de cerdos”.
Las semillas que se obtienen “son de Polinización Abierta, no híbridas”, aclara De Los Ríos. Esto significa que si “sembrás zapallo, podés recolectar de esa semilla y volver a plantar con las mismas características de la semilla inicial”. A su vez, destaca que “no son modificadas genéticamente y no se utilizan químicos”, por lo que, “aunque la desventaja sea que los productos que se obtienen no son todos iguales, el mayor beneficio es que estás comiendo algo natural que mantiene su color y el sabor”.
Nueva crisis, otras oportunidades
Como empresa, “FecoAgro es la única en Argentina y Latinoamérica que produce tanta variedad de semillas”, afirma su presidente. Por ese motivo, durante 30 años fueron los responsables de proveer los kits de semillas para el programa nacional Pro Huerta. Hasta que “a fines de 2023 el gobierno nacional dio de baja ese programa, lo cual fue un golpe muy duro porque dejamos de vender las semillas al Estado que luego se distribuían a través del INTA a todo el país. Son 650 mil kits por temporadas, o sea 1 millón 300 mil kits por año. Era un impacto muy grande, es muy triste que se haya perdido”.
Esa situación los llevó nuevamente a una crisis que los obligó a quedarse con solo dos personas, de las diez que trabajaban en planta permanente, y a buscar alternativas para ubicar la producción que aun está almacenada en sus galpones con el stock para las temperadas primavera-verano 2023/2024 y otoño-invierno 2024.
A pesar de ello, y con la convicción de que ante la adversidad siempre surgen nuevas oportunidades, se encuentran trabajando para darle un nuevo rumbo a su producción: “Estamos en la transición de poder venderles nuestras semillas al campo”.
La fuerza de la asociatividad
Con el objetivo de consolidar un sistema productivo más justo, solidario y rentable, FecoAgro sigue adelante afianzando el trabajo de los productores rurales bajo el concepto de comercio justo. Resaltando las ventajas del asociativismo, su representante expresa: “Siempre digo que los pequeños productores solos no pueden abastecer un mercado porque su producción es limitada”.
Desde la Federación, dan apoyo a las cooperativas sanjuaninas a través de un equipo interdisciplinario que brinda asistencia en salud, educación, asesoramiento contable y legal, además de la capacitación con profesionales en seguridad e higiene, y la vinculación con ingenieros agrónomos y en alimentos.
Uno de los objetivos, para evitar el éxodo, es “que los productores tengan una buena calidad de vida. Si los jóvenes ven que en el lugar donde se criaron pueden vivir con calidad, no se van y eligen trabajan con su tierra y con sus padres”, reflexiona. Para ello, promueven diferentes tipos de ayuda para que puedan finalizar sus estudios, obtener becas y asistir a universidades. “Gracias a eso hoy tenemos muchos hijos de productores recibidos con distintas profesiones que hacen su aporte al trabajo familiar”.
En este camino, sinuoso y con obstáculos que se van superando día a día, Alberto De Los Ríos reconoce la importancia de seguir contando con el apoyo del INTA: “Para nosotros el INTA es todo, si no estuviera, no nos sería posible seguir adelante porque no tenemos los recursos para pagar todo el conocimiento que nos aportan en tecnología, en investigación y en asesoramiento. Estas instituciones son de vital importancia para el desarrollo de los pequeños productores y la existencia de las cooperativas”.
Por Paola Papaleo
En caso de replicar este contenido en su totalidad o parcialmente, por favor citar como fuente a www.expoagro.com.ar en el primer párrafo y al final de la nota.
Compartir