Agricultura Regenerativa

28/05/25

Commelina erecta: el manejo arranca en otoño

La Flor de Santa Lucía se ha transformado en un problema para muchos. Pero el otoño, previo a la llegada de las primeras heladas, ofrece una ventana clave para su control. Las recomendaciones de la Red de Manejo de Plagas de Aapresid (REM).

Commelina erecta – o  “Flor de Santa Lucía” – se ha convertido en una de las malezas más desafiantes para los productores de todo el país.  En el último mapeo de la Red de Manejo de Plagas de Aapresid (REM) , su presencia fue reportada en más de 15 provincias, desde Buenos Aires hasta Tucumán, y entre 2013 y 2023, pasó de relevarse en 117 a 164 departamentos. 

Esta maleza perenne puede verse en los lotes entre la primavera y el otoño, mientras que en invierno, sobrevive bajo tierra gracias a sus rizomas. Entre los “atributos” que la hacen tan difícil de manejar están su alta capacidad de rebrote, de reproducirse tanto por semillas como por rizomas, de competir con los cultivos. A esto se suma su tolerancia al glifosato, su alta plasticidad y variabilidad genética, que le permiten adaptarse con facilidad a los cambios del entorno.

Otoño: una estación clave para dar batalla

El otoño es una ventana estratégica para intervenir. Tras la cosecha de los cultivos estivales y antes de las primeras heladas, la maleza aún está activa y en plena acumulación de reservas en sus rizomas. 

“Es en esta etapa donde los herbicidas sistémicos pueden ser más efectivos, debilitando esas estructuras que le permiten sobrevivir de un año a otro”, explica la última publicación de la REM dedicada especialmente al manejo de esta maleza.

En la misma publicación, se recomienda en esta época el uso de Imazapir, un herbicida del grupo de las imidazolinonas que, aplicado en lotes con baja cobertura (como los que dejan cultivos como soja o girasol), puede alcanzar los rizomas y comprometer su viabilidad. 

Sin embargo, el informe advierte que los controles otoñales deben respetar ciertas pautas: aplicación antes de las heladas, cuando la maleza aún mantiene actividad metabólica, y planificación cuidadosa del cultivo siguiente, ya que su persistencia en el suelo puede limitar la rotación.

Otras piezas del rompecabezas:

Más allá de las intervenciones que puedan hacerse en otoño, la REM advierte que el manejo de Commelina erecta exige una mirada integral, donde la diversificación de cultivos cobra un rol clave: la incorporación de cultivos invernales como trigo o cultivos de servicios cambia las condiciones del lote – reduce la luz, altera el ciclo de la maleza y limita su rebrote–. Ensayos a campo demostraron que sembrar trigo luego del control otoñal resulta mucho más efectivo que dejar el lote en barbecho.

La primavera es otra etapa para arremeter contra la maleza. Cuando los rebrotes aún son jóvenes y miden menos de 15 cm de diámetro, es el momento de mayor vulnerabilidad. Aquí es donde resultan especialmente efectivas las estrategias de tratamiento secuencial o “doble golpe”: primero un herbicida sistémico y luego uno de contacto, que juntos agotan las reservas de la planta.

Como siempre, el monitoreo es fundamental. “Commelina suele aparecer primero en cabeceras y bordes del lote, desde donde avanza al resto del campo si no se controla a tiempo. Detectarla temprano y actuar en consecuencia permite reducir significativamente su propagación” asegura el Informe de la REM.

Acceda aquí a la publicación completa de la REM sobre Commelina erecta 

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