Lo que pasa en el campo
15/10/25
Invernada con precios en alza: ¿Estacionalidad, cobertura o posicionamiento estratégico?

A tan solo dos semanas de las elecciones legislativas, el factor político vuelve a ocupar el centro de la escena. La creciente incertidumbre que generan estos procesos, en el contexto de una economía aún percibida como altamente vulnerable, podría explicar parte de la revalorización que está mostrando la hacienda, en particular el precio de la invernada.
Se trata, en definitiva, de una práctica recurrente dentro del sector. En efecto, fue a partir de 2019 cuando la hacienda —especialmente el ternero de invernada— comenzó a ser demandada con mayor intensidad como un activo de refugio de valor ante contextos de alta incertidumbre política y, en consecuencia, cambiaria.
Actualmente, si bien los fundamentos propios del mercado ganadero resultan sumamente atractivos para ingresar al negocio, en las últimas semanas ha comenzado a percibirse el accionar de otros factores que también estarían impulsando el dinamismo del mercado.
En efecto, la semana pasada ROSGAN celebró desde Rafaela su remate habitual del mes, donde se observó una convalidación de valores excepcionales para prácticamente todas las categorías dentro de este segmento de hacienda. En el caso de los terneros -tanto machos como hembras- los valores promedio registraron subas de entre un 5% y un 8% respecto del mes anterior.
El índice de referencia para el Ternero ROSGAN alcanzó los $4.537 por kilo, lo que representa un incremento del 8,1 % frente a los valores observados en septiembre y del 47,9 % en lo que va del año. Asimismo, al analizar la serie histórica desde enero de 2010, medida en pesos constantes ajustados por inflación (IPIM), el valor actual del ternero se ubica un 40% por encima del promedio de los últimos 15 años, siendo el tercer valor más alto, solo por detrás de los máximos registrados en diciembre de 2015 y diciembre de 2021, dos períodos marcados por una fuerte inestabilidad política y cambiaria.
Sin dudas, detrás de las subas registradas durante septiembre y octubre existe un componente estacional que explica gran parte de esta tendencia alcista en los precios. La propia dinámica de salida de los terneros de los campos genera momentos de mayor concentración de oferta —con efecto bajista sobre los precios— y otros en los que la oferta comienza a escasear, lo que tiende a impulsar los valores al alza. Tal es el caso de los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre, cuando los precios de la invernada suelen ubicarse entre 2 y hasta 7 puntos porcentuales por encima del promedio general anual.
No obstante, esta curva de comportamiento estacional de precios no solo resulta interesante para comprender la dinámica habitual que suelen tener los valores de determinados bienes —en este caso, el ternero de invernada—, sino que también permite proyectar, en base a dicha estacionalidad, el nivel de precios que debería registrar este activo según lo que ha marcado históricamente en cada uno de estos períodos. Si bien no se trata de una proyección estricta, ofrece una referencia útil para evaluar cuán alineados se encuentran los valores actuales con su propio patrón estacional.
En este caso, dado que el primer trimestre del año presenta un índice de estacionalidad promedio muy cercano a 1, se toma dicho período como base de proyección. En 2025, los valores registrados en ese trimestre —medidos en pesos constantes— promediaron $3.680 por kilo. Por lo tanto, ajustando según su estacionalidad esperada, los precios de referencia para octubre deberían situarse aproximadamente un 4% por encima de ese promedio, es decir, en torno a $3.838 por kilo.
Sin embargo, como se ha mencionado, el mercado está convalidando valores que promedian los $4.537 por kilo. Esto representa una prima del 18% respecto de lo que correspondería en base al comportamiento estacional histórico.
Claro está que quien convalida esta prima en los valores para la reposición sostiene, por un lado, una expectativa de suba en el tipo de cambio, lo que lo lleva a refugiarse en este tipo de activos. Si bien no se espera un desenlace tan disruptivo como el registrado en 2023, lo cierto es que el mercado está incorporando, en mayor o menor medida, cierto nivel de previsión al respecto.
Por otro lado, y a diferencia de otros momentos en los cuales el ternero fue fuertemente demandado como refugio de valor —atrayendo incluso inversiones provenien tes de sectores ajenos a la ganadería-, el contexto actual presenta fundamentos mucho más sólidos, no solo para resguardar valor, sino fundamentalmente para posicionarse estratégicamente en hacienda.
En definitiva, quien convalida los valores actuales del ternero lo hace plenamente consciente del valor que está generando cada kilo de carne que este animal aportará, en un escenario donde esta mercadería resultará escasa frente a una demanda creciente y dispuesta a sostener precios firmes durante, al menos, los próximos dos a tres ciclos.
Fuente ROSGAN
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